En este espacio público conviven la oficina parlamentaria de la diputada Javiera Morales y un espacio dedicado a la gestación y producción cultural y comunitaria.
En este espacio físico, expandible al territorio de Magallanes y la Antártica Chilena, el trabajo comunitario y colaborativo será parte de un ejercicio de intercambio, integración y liberación, a modo de motor de transformación social.
Bienvenidos sean los arqueólogos del futuro y los combatientes que sobrevivieron al deshielo. Trabajaremos a conciencia para producir autonomía cultural y contracultura, fomentando la autoeducación sin medidas tutelares de adoctrinamiento. Daremos cabida a aquellas voces, trabajos y experiencias que han sido negadas o sencillamente aniquiladas por la oficialidad burocrática del último cuarto de siglo, o incluso, antes que eso.
Será crucial impulsar el pensamiento crítico y revolucionario desde este lugar abierto, de formación democrática y popular, comprometido con las luchas sociales pasadas, presentes y futuras de nuestro territorio y las identidades que a éste lo configuran.
Creemos en el arte y en las expresiones de la cultura porque siguen siendo espacios de interdisciplinariedad en que la convivencia entre personas de diferentes sexos, edades y etnias, siguen siendo la utopía en un tiempo donde se ha menospreciado el soñar y se ha pretendido sabotear la justa distribución de las esperanzas colectivas.
Esta casa de múltiples voces viajará por las latitudes más remotas de Magallanes como un navío cuyo velamen son los sueños, henchidos y sorteando los vientos huracanados de nuestro extremo sur.
“Tenemos derecho a soñar un mundo y el deber de construirlo”. Gladys Marín.